Dios desea nuestro bien
Hijo mío, no desprecies la disciplina del Señor, ni te ofendas por sus reprensiones.
Hijo mío, no desprecies la disciplina del Señor, ni te ofendas por sus reprensiones.
En efecto, ¿quién conoce los pensamientos del ser humano sino su propio espíritu que está en él? Así mismo, nadie conoce los pensamientos de Dios sino el Espíritu de Dios. Nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que procede de Dios, para que entendamos lo que por su gracia él nos ha concedido.
Despertar cada mañana es un regalo precioso que Dios nos da. Es fundamental recordar que cada nuevo día trae consigo la oportunidad de renovar nuestras esperanzas y sueños. Dios, en su infinita bondad, nos da la oportunidad de empezar de nuevo, de ser mejores que ayer.
No te jactes del día de mañana,
Ama al Señor tu Dios, obedécelo y sé fiel a él, porque de él depende tu vida, y por él vivirás mucho tiempo en el territorio que juró dar a tus antepasados Abraham, Isaac y Jacob.
Más bien, busquen primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas.
¡Sí! La Biblia dice que nosotros, su pueblo, somos la morada del Dios Altísimo. ¡Qué privilegio maravilloso! Medita sobre esto:
Al ver Jesús la fe de ellos, le dijo al paralítico: Hijo, tus pecados quedan perdonados.
Comenzar el día con Dios es la clave para vivir una vida significativa y con propósito. Cada mañana tenemos la oportunidad de renovar nuestra relación con el Creador y fortalecer nuestra fe.
En paz me acuesto y me duermo, porque solo tú, Señor, me haces vivir confiado.
Confía en el Señor de todo corazón
... de modo que se toleren unos a otros y se perdonen si alguno tiene queja contra otro. Así como el Señor los perdonó, perdonen también ustedes.
Él fue traspasado por nuestras rebeliones,
El sumo sacerdote Jilquías le dijo al cronista Safán: «He encontrado el libro de la ley en el templo del Señor». Entonces se lo entregó a Safán, y este, después de leerlo, fue y le informó al rey...
Él se levantó, reprendió al viento y ordenó al mar: —¡Silencio! ¡Cálmate!
Tenemos como firme y segura ancla del alma una esperanza que penetra hasta detrás de la cortina del santuario, hasta donde Jesús, el precursor, entró por nosotros, llegando a ser sumo sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec.
De oídas había oído hablar de ti, pero ahora te veo con mis propios ojos.
Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir y para instruir en la justicia, a fin de que el siervo de Dios esté enteramente capacitado para toda buena obra.
Jesús es mi mejor amigo. Él está a nuestro lado como amigo fiel, trae consuelo y esperanza. Pero, ¿cómo podemos tener a Jesús como nuestro mejor amigo en la vida cotidiana?
¡Cuán bueno, Señor, es darte gracias
¡Pero tengan cuidado! Presten atención y no olviden las cosas que han visto sus ojos, ni las aparten de su corazón mientras vivan. Cuéntenselas a sus hijos y a sus nietos.
Su divino poder, al darnos el conocimiento de aquel que nos llamó por su propia gloria y excelencia, nos ha concedido todas las cosas que necesitamos para vivir como Dios manda.
Pero tú debes volverte a tu Dios, practicar el amor y la justicia, y confiar siempre en él.