Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.
(Romanos 8:37)

¡Eres más que vencedor! Esto es cierto aunque todo te diga lo contrario y aunque tú mismo te sientas a veces triste o derrotado. La victoria que conquistó Jesucristo no fue exclusiva para él, sino que concede a todo el que cree en él ser vencedor como él. Así, por los méritos de Jesús, somos más que vencedores. No hicimos nada para merecerlo, pero él nos lo concedió por gracia....

Ser más que vencedores no significa que seamos inmunes a las dificultades, las luchas y los problemas. Significa que pasamos por esas situaciones con la actitud correcta, firmes en la fe, con la presencia del mejor amigo y con la paz que supera la comprensión humana. Aunque vengan grandes luchas y traten de derribarnos, nada podrá apartarnos de la presencia y el amor de Dios en Cristo Jesús. Si ya conoces y crees en este amor, tú también eres más que vencedor.

Ten la actitud de un vencedor:

Confía en que aquel que ya ha concedido la mayor de las victorias puede ayudarte en todas las circunstancias del día a día.
No puedes controlar lo que sucede, pero puedes tener la actitud y la confianza de un campeón en Dios.
Ora al Señor en todas las circunstancias, él tiene el control.
Alaba a Dios por haberte concedido la salvación en Jesús, y porque con él tienes acceso a muchas otras bendiciones.
Lee el capítulo 8 de Romanos y reflexiona sobre las bendiciones y victorias que Dios te concede.
Comparte con otros la razón de tu victoria por la fe en Jesús.
Para orar:
Querido Dios, muchas gracias por la mayor de las victorias, la salvación por tu infinito amor. Ayúdame a confiar siempre, de todo corazón, en que en Jesucristo soy más que vencedor. Sea cual sea la situación, tú ya has vencido por mí. Ayuda también a los que se sienten derrotados en la vida, para que encuentren en ti la alegría de ser campeones. En nombre de Jesús te doy las gracias. Amén.