Probablemente, quien ha crecido en el ambiente cristiano recordará esta canción: «Dios es amor, Dios es amor, la Biblia así lo dice. Dios es amor, Dios es amor, vuelve y lo repite...» Es una canción sencilla, pero con un fundamento que es muy importante no solo para los niños.
Dios es la definición viva de la palabra amor. La salvación vino a nosotros por medio de su amor incondicional. Cuando todavía éramos pecadores, Cristo ya nos amaba. Él ya nos conocía cuando estábamos en el vientre de nuestra madre.
El amor de Dios tiene un efecto multiplicador. Cuando nos alimentamos de la Palabra de Dios, rebosamos y amamos a todos. Cuanto más amamos a Dios, más amamos al prójimo:
Amados, amémonos unos a otros, porque el amor es de Dios. Y todo aquel que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. El que no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor.
(1ª Juan 4:7-8)
Así que, como los niños, guarda estas 3 palabritas en tu corazón:¡Dios es amor!
- Perfecciónate en el amor de Dios
- Busca la presencia de Dios a través de su Palabra. Cuanto más buscamos a Dios, más nos envuelve su amor.
- Amar es un ejercicio constante. Practica la compasión y la templanza diariamente.
- Sé un imitador de Cristo. Él es la mejor referencia para saber cómo podemos perfeccionarnos en el amor.
Para orar:
Señor, quiero aprender a amar. Te doy gracias por tu amor y porque me siento amado por ti. Úsame como instrumento en tus manos. En el nombre de Jesús, amén.